Jardín de la Ternura
La espiritualidad es una fuerza innata y biológica que impulsa la humanidad a cultivar relaciones transcendentes y sagradas. Los infantes albergan la información de esta fuerza innata en su genoma. A través de estudios con gemelos, hermanos que comparten el mismo ADN, se ha podido identificar que aproximadamente un tercio de la capacidad espiritual humana está determinada por los genes y dos tercios por los procesos de socialización y construcción del carácter (Miller, 2015). En ese sentido la espiritualidad es un don de la creación, sin embargo es también muy sensible a la experiencia humana. Metafóricamente se ilustra la dimensión esencial y social de la espiritualidad considerando el olor fragante de una rosa. La semilla de la rosa guarda el secreto del olor dulce de esta flor, sin embargo su manifestación dependerá del terreno en la cual es cultivada.
Así también la espiritualidad de los infantes requiere cuidadores tiernos que la reconozca y genere las condiciones para su manifestación. Como fuerza innata, la espiritualidad en la primera infancia no se enseña, sino que es liberada, reconocida y alentada por sus cuidadores. En ese sentido los infantes experimentan sus primeras experiencias espirituales a través de las dinámicas vividas en la gestación, cuidado y crianza, donde sus cuidadores asumen un rol fundamental.
La «Escuela de Ternura para Todos» anima una cultura de ternura por medio de seis prácticas: aprender a escuchar, aprender a decir, aprender a sentir, aprender a acompañar, aprender a tocar y aprender a actuar sin violencia ni opresión, pero, eso sí, con amor, simetría y reciprocidad.
El Bálsamo de la Ternura es una invitación a vivir un proceso de restauración, el cual motiva a los cuidadores y cuidadoras a que apliquen la ternura primeramente en su vida.
Una propuesta para que la fuerza de la ternura insurgente sin violencia contra las prácticas económicas que generan la crisis global de los cuidados. Solo la vida que es cuidada con ternura surge, florece y produce frutos de paz, fraternidad, solidaridad y justicia.
Te invitamos a que junto a tu familia te unas al viaje de la ternura. Nuestro viaje partirá de casa, reconociendo que Dios es nuestro Padre tierno.
Aprender a orar en familia jugando, descubriendo el propósito de la vida y fortaleciendo la relación con Dios, uno mismo, otros y la naturaleza.
El contacto con la tierra te ayuda a reducir el estrés, mejorar tu estado de ánimo y fortalecer tu conexión espiritual.
Exploremos la importancia de la ternura en nuestras vidas y cómo podemos expresar este sentimiento en nuestro hogar para crear un ambiente armonioso.
Fomentando fe, protección y transformación en comunidades: Descubre el impacto de 'Crianza con Ternura' y las políticas de salvaguarda.