Justicia climática: principio del interés superior por la niñez más vulnerable

 

La justicia, especialmente la social, hace referencia a la igualdad de oportunidades, derechos humanos, a la equidad, donde cada persona tenga las mismas condiciones imprescindibles para su desarrollo integral y sostenible. Sin embargo, poco se habla de la justicia climática, especialmente, la que se le arrebata a los niños, niñas y adolescentes más vulnerables del planeta, la que a través de políticas públicas los protejan, pero su carencia los invisibiliza y los victimiza constantemente. Naciones Unidas lo define: “implica que la equidad y los derechos humanos ocupen un lugar central en la toma de decisiones y las acciones en materia de cambio climático”.

 

En ese sentido, es preciso señalar que la justicia climática, es más que el calentamiento global, es un problema ético y político, que los Estados y líderes mundiales deben asumir su responsabilidad en desarrollar la protección y justicia restaurativa, como principio del interés superior por la niñez más vulnerable.

 

En la República Dominicana, un país con un alto índice de riesgo de desastres, así como altamente vulnerable ante la variabilidad climática, a los infantes provenientes de estratos sociales empobrecidos, las políticas públicas no llegan, pero sí las consecuencias del cambio climático, quienes son muy susceptibles a la contaminación del aire y acuífera, enfermedades catastróficas, y climas extremos. Del mismo modo, en la cadena de recuperación de los medios de vida y subsistencia, son los últimos en lograrlo, algunos incluso, pasando a una categoría inferior de mayor vulnerabilidad y pobreza.

 

Por tal razón, desde World Vision creemos que responder al cambio climático es una cuestión de justicia. La justicia climática representa la interdependencia de los derechos humanos, el desarrollo y la acción por el clima. Entendemos la justicia climática como un enfoque que sitúa a los niños en el centro de la crisis climática y aporta soluciones buenas para las personas y el planeta al defender sus derechos. Creemos que la acción climática debe dirigirse a las comunidades más vulnerables, incluso en contextos urbanos y frágiles. Centrarse en los niños, ser inclusiva y apoyar el empoderamiento económico y social de las mujeres, y debe proteger y restaurar los activos medioambientales que apoyan los medios de subsistencia y la seguridad alimentaria de las comunidades vulnerables y mitigar el cambio climático.

 

En nuestro contexto local, solo basta con unas torrenciales lluvias de 4 horas, para que las inequidades salgan a flote. Entre las necesidades que regularmente se evidencian son las siguientes: las limitaciones de acceso a comida o una alimentación balanceada- (nutritiva, pero que no comprometa los recursos planetarios), incrementando los casos de desnutrición (aguda y crónica) y malnutrición (por déficit o exceso), para que exista una asistencia alimentaria en emergencias adaptadas a la infancia. Igualmente, la movilización de sus familias (migración climática); déficit de energía eléctrica y acceso a recursos con el riesgo de sufrir algún tipo de violencia; la suspensión del servicio de agua potable que puede traer consigo brotes de enfermedades epidemiológicas y de vectores; la destrucción y/o afectación de viviendas; así como el impacto en los ingresos económicos de las familias expuestas a entornos inseguros, especialmente, las que sobreviven en tugurios o zonas territorialmente accidentadas.

 

¿Cómo podemos ser parte de la transformación y gobernanza climática?

Actualmente, existen importantes instrumentos políticos que, como trabajadores humanitarios, líderes comunitarios, profesionales y ciudadanos de este hogar en común, llamado planeta tierra, tenemos el compromiso de fortalecerlos, desarrollarlos y asegurar que en cada uno de estos escenarios se escuchen las voces de los niños y las niñas, así como evitar que estén rezagados en su ejecución:

 

  • Convención de las Naciones Unidas sobre los derechos del niño. Un compromiso que inició en 1989. Empero, continúan los desafíos, a los cuales debemos hacer frente como: abandono escolar, trabajo infantil, matrimonio infantil, y los conflictos bélicos.
  • Acuerdo de París: relativo a la mitigación del cambio climático, la adaptación y la financiación, cuyo objetivo es reforzar la respuesta mundial a la amenaza del cambio climático manteniendo el aumento de la temperatura global este siglo muy por debajo de los 2˚C y lo más cerca posible de los 1,5˚C por encima de los niveles preindustriales.
  • Agenda 2030 de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible: la lucha contra el cambio climático es una prioridad específica en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS, incluido el ODS13 - Acción por el Clima) y está intrínsecamente vinculada a la consecución de los otros 16 objetivos.
  • Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres (2015-2030): Una hoja de ruta para hacer comunidades más seguras y resilientes ante los desastres con el objetivo de reducir el riesgo de desastres y la pérdida de vidas, medios de subsistencia y salud.
  • Decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas (2021-2030): una estrategia para acelerar los objetivos mundiales de restauración existentes, como el Programa de Bonn para la Restauración de los Ecosistemas, que pretende restaurar 350 millones de hectáreas de ecosistemas degradados para 2030.

 

Actualmente, de acuerdo con la ONU, solo se invierte sólo el 2,4 % de la financiación para el clima procedente de los principales fondos multilaterales que apoyan proyectos que incorporan actividades que tienen el involucramiento de los niños y las niñas. Para el año 2050, el Banco Mundial calcula que 143 millones de personas más del África subsahariana, Asia meridional y América Latina podrían verse desplazadas internamente como consecuencia de los efectos lentos del cambio climático, como el estrés hídrico, la pérdida de cosechas y la subida del nivel del mar, hacia los centros urbanos en busca de oportunidades económicas, pero las ciudades no están preparadas para atender a el aumento de la población urbana.

 

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Finalmente, es imperativo, y hasta mandatorio que utilicemos nuestra posición para influir en una mayor acción climática, aprovechando nuestra experiencia para responder eficazmente a la crisis climática, para crear un futuro más seguro para los niños, sus familias y comunidades, y para las generaciones venideras. Por tanto, debemos de enfocar nuestros esfuerzos en defender la justicia climática para los niños y promover una acción climática más ambiciosa, llevar a cabo nuestra oferta programática para hacer frente a la crisis climática, y por supuesto, reducir nuestro propio impacto medioambiental.

 

Por consiguiente, hacemos un llamado a los gobiernos, las empresas y la comunidad internacional a que apoyen la plena realización de los ODS, el Acuerdo de París, el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de (2015-2030) y los objetivos del Decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas (2021-2030), y así desarrollar la capacidad de los Estados, las ciudades y las comunidades en los contextos frágiles para una planificación y una gestión eficaces relacionadas con el cambio climático, centrándose en los niños, los jóvenes y las comunidades más vulnerables y marginadas.

 

Por: Abraham Méndez Rosario, Coordinador de Comunicaciones y Relaciones Públicas, World Vision República Dominicana.