Escrito por: Abraham Méndez | Coordinador de Comunicaciones y RRPP - WV Rep. Dominicana

 


 

La transformación humana desde hace décadas ha revolucionado los medios de vida de los seres humanos y con ello el cuidado oportuno de la creación, es decir, el medio ambiente junto a su flora y fauna. Sin embargo, ¿por qué es relevante su cuidado y preservación? En el mundo viven aproximadamente unos 1,500 millones de niños, niñas y adolescentes. En la República Dominicana alrededor de 3.06 millones, cifra que va en aumento. Por tanto, es una población que se encuentra en riesgo y expuesta a las inequidades propias de vulnerabilidad climática, lo cual aumenta su implicación a los cambios que los fenómenos meteorológicos provocan, sobre todo en contextos de emergencias.

 

La magnitud y las consecuencias inherentes de la crisis climática, que se desarrollan con carácter global, afectan de forma mayúscula a la República Dominicana, especialmente a la infancia, agravada por su localización geográfica y características geológicas. Enfrentando sequías prolongadas, lluvias extremas, sismos, incendios forestales, deslizamientos de tierra, acompañado de la contaminación de importantes acuíferos y la polución del aire. Asociado cada año por la incidencia de los fenómenos hidrometeorológicos de la temporada ciclónica que se extiende desde el 01 de junio hasta el 30 de noviembre.

 

En ese sentido, no preservar la creación se convierte en “pecado ecológico”, por consiguiente, en acciones que vulneran la protección de la niñez. Indistintamente, expertos en el impacto del cambio climático en la infancia, aseguran que la crisis climática genera mayores posibilidades de contraer enfermedades por vectores a través del agua, como el dengue, la malaria y el cólera; los servicios de educación inicial y preprimaria se suspenden, perdiendo los infantes la oportunidad de acceder al desarrollo académico; también se agrega el desplazamiento de las familias (migración climática), que aumenta los riesgos de la seguridad física y de protección, acrecentando la violencia, la explotación y el abuso, situando en riesgo el acceso a una alimentación adecuada y agua potable. Lo que agudiza las probabilidades de malnutrición y desnutrición que generan condiciones de estrés tóxico en el hogar, en consecuencia, respuestas negativas sobre la salud mental de los cuidadores y los menores.

 

Del mismo modo, el Índice de Riesgo Climático y Medioambiental Infantil (Children’s Climate and Environment Risk - CCRI, por sus siglas en inglés), coloca a la República Dominicana en la posición número 73 de 200 países donde los riesgos climáticos y ambientales perjudican a la infancia. De igual forma, apunta que los niños que en sus primeros 5 años crecen en ambientes hostiles no alcanzarán el crecimiento y desarrollo esperado del cerebro (90 %). En consecuencia, en situaciones de emergencias los niños están sometidos a un estrés tóxico que afecta la memoria y la habilidad para aprender, presentando manifestaciones de depresión, ansiedad en el futuro, obesidad y adicción en la vida adulta.

 

A través del cuidado de la creación mitigamos los riesgos de desastres en las emergencias que causan la exacerbación de las disparidades sociales, siendo los niños, niñas y adolescentes, provenientes de familias empobrecidas, quienes se tardan más en recuperar la normalidad de sus medios vida. De igual forma, es un llamado al aumento de la inversión en asistencia para el desarrollo, ya que solo representa el 3 % global y sólo un 2 % de la inversión de la asistencia humanitaria en emergencia que va dirigida a la infancia, de acuerdo a las estadísticas mundiales.

 

Por otra parte, la custodia de la creación posee efectos positivos sobre la sostenibilidad ambiental y la convivencia pacífica, porque ayuda a disminuir de forma sustancial las pérdidas humanas e inversiones de remediación en infraestructura y garantiza la continuidad de los servicios y respeto de derechos durante emergencias para la posterior estabilización del entorno de vida de los niños, niñas y adolescentes más vulnerables, reduciendo significativamente los niveles de violencia y conflicto.

 

Por tanto, involucrar en las tomas de decisiones y políticas públicas a las niñas y los niños que viven en barrios marginales urbanos y asentamientos informales que confluyen conflictos y catástrofes inducidas por el cambio climático, se disminuirían las repercusiones humanitarias que son devastadoras. Recientemente, los países considerados más vulnerables a los impactos del cambio climático han tenido planes de respuesta humanitaria, y al mismo tiempo, las peores crisis alimentarias del mundo, estrechamente relacionadas con las disputas y el estrés climático.

 

Protección ambiental para una crianza con ternura

Responder con el cuidado del medio ambiente, para mitigar el cambio climático, es un acto de justicia a la niñez más vulnerable, conforma la crianza con ternura como la garantía de los derechos humanos, es sobreponer los intereses particulares por los colectivos, especialmente, por los niños, niñas y adolescentes más desfavorecidos y sus comunidades en contextos de fragilidad. Por tanto, el cuidado de los medios de vida ratifica la capacidad de la transformación humana, inclusiva, sustentada, y relacional con los infantes que desde World Vision se impulsa en la comunidad para alcanzar, dignidad, sensibilidad, humildad, solidaridad, esperanza y diversidad, con el motivo de escuchar, cuidar y comprender a la niñez como multiplicadores de protección.

 

Finalmente, desde World Vision República Dominicana, en conjunto con todas las oficinas regionales y globales, se articulan acciones y se promueven políticas de incidencia para que los niños, niñas y adolescentes tengan derecho a un entorno sano y seguro, a un futuro sostenible, aumentando la responsabilidad social e incidiendo en mecanismos que se conviertan en voz y acción para la transfiguración humanitaria.