Ternura, Esperanza en la navidad

 

Quizás una de las imágenes más bonitas que podemos contemplar es el nacimiento del niño Jesús en Belén de Juda, ahí en uno de los más pequeños lugares de la tierra, Dios se hace humano, se hace carne “Y el verbo se hizo carne y habito entre Nosotros” Jn 1, 14. Quiso nacer entre los sencillos, en aquella casa humilde de Nazaret, quiso experimentar la condición del hombre en la realidad más dura, la de la pobreza. Como lo dirá San Pablo, “Nuestro Señor Jesucristo, que, siendo rico, sin embargo, por amor a ustedes se hizo pobre, para que por medio de Su pobreza ustedes llegaran a ser ricos” 2 Cor 2,8. Esta escena en Belén nos inspira ternura, nos enternece, ya no podemos decir que Dios se ha quedado lejano de nosotros, porque se ha hecho uno más. Meditemos en este misterio de amor tan grande.

 

El evangelista Lucas dice sencillamente que María «dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada» (2,7). Jesús fue colocado en un pesebre; les invito a que nos sumerjamos en la escena, para ello nos puede ayudar lo que propone San Ignacio de Loyola la contemplación a través de 3 verbos VER las personas: María José y los demás “como si me hallase presente”; OÍR, lo que dicen, sintiendo la emoción de sus palabras; MIRAR lo que hacen: Considerar lo que hacen, como por ejemplo caminar y trabajar, para que el Señor nazca en suma pobreza, y al final de tantos trabajos —de hambre y sed, de calor y de frío, de injurias y afrentas— para morir en una cruz; y todo esto por mí. Es la ternura del belén, que se sigue actualizando cada vez que abrimos nuestra vida al Señor, Dios nos nace cada día.

 

Pero la navidad sobre todo nos abre la ventana de la esperanza, es una de las virtudes teologales más bonitas y que debemos pedir, el Papa Francisco ha dicho “el cristiano no es optimista, es esperanzador” en la base de la esperanza encontramos la paciencia, como el navegante, aunque pase momentos de turbulencias tiene la esperanza de llegar a buen puerto, también nosotros tenemos estamos llamados a pedir al Niño Jesús que nos llene de esta virtud, la necesitamos tanto, en un mundo que tantas veces nos llama a la desesperanza, nosotros hemos sentido el peso de pasar por estos momentos, el niño Jesús nos abre esta ventana de nuestra vida a esta luz tan bella.

 

La navidad es el tiempo de la ternura y de la esperanza, al igual que en matrimonio cuando nace un niño hay alegría, hay entusiasmo, se trabaja para que no le falte nada al bebé, también para nosotros nace la oportunidad de rehacer nuestra vida, tanta ternura, podemos tomar a Dios en nuestros brazos, podemos abrazarlo, Dios se ha hecho lo más pequeño, de aquí de este niño nacerá la Iglesia con todos sus sacramentos, nace la vida.

 

El Papa Francisco en su homilia de noche buena en 2019 comentó esta hermosa historia, “Una hermosa leyenda cuenta que, cuando Jesús nació, los pastores corrían hacia la gruta llevando muchos regalos. Cada uno llevaba lo que tenía: unos, el fruto de su trabajo, otros, algo de valor. Pero mientras todos los pastores se esforzaban, con generosidad, en llevar lo mejor, había uno que no tenía nada. Era muy pobre, no tenía nada que ofrecer. Y mientras los demás competían en presentar sus regalos, él se mantenía apartado, con vergüenza. En un determinado momento, san José y la Virgen se vieron en dificultad para recibir todos los regalos, muchos, sobre todo María, que debía tener en brazos al Niño. Entonces, viendo a aquel pastor con las manos vacías, le pidió que se acercara. Y le puso a Jesús en sus manos. El pastor, tomándolo, se dio cuenta de que había recibido lo que no se merecía, que tenía entre sus brazos el regalo más grande de la historia. Se miró las manos, y esas manos que le parecían siempre vacías se habían convertido en la cuna de Dios. Se sintió amado y, superando la vergüenza, comenzó a mostrar a Jesús a los otros, porque no podía sólo quedarse para él el regalo de los regalos.

 

Querido hermano, querida hermana: Si tus manos te parecen vacías, si ves tu corazón pobre en amor, esta noche es para ti. Se ha manifestado la gracia de Dios para resplandecer en tu vida. Acógela y brillará en ti la luz de la Navidad.

 

Que el niño Jesus nos llene con su ternura, y Maria Santísima nos alimente la esperanza.

 


 

Escrito por: Padre Cecilio Neptali Rivera | Sacerdote Católico, Arquidiócesis de Tegucigalpa, Vicario Parroquia Nuestra Señor de Suyapa