Como adolescente comprendo que el juego es una acción que todos los niños y niñas tienen derecho a practicar. Es un derecho que no debe ser limitado, porque nos permite recrearnos y expresar nuestras emociones y alegrías.

Creo que para jugar no hay límite de edad. Claro, hay formas de adaptar los juegos, para que sean siempre divertidos a cada grupo, ya sea, niños o adolescentes y hasta adultos.

 

Mis juegos favoritos son los que se realizan en grupos como: el fútbol, el voleibol y basketball. Son juegos de mucha competencia pero también de trabajo en equipo y comunicación. Nos ayuda aprender a relacionarnos y expresarnos de una forma sana.

En mis 14 años de vida, he conocido que el juego beneficia a la niñez y adolescencia porque ayudan a quitar la timidez al relacionarse con otros niños y niñas, a veces de edades y gustos diferentes.

 

Puedo dar el testimonio que, a mí, el juego me ayuda a ser más extrovertida y participativa. Jugar para divertirse o en competencia es bueno, porque nos permite tener aprendizajes, ser empáticos y lo importante es disfrutar y hacer amistades que van a perdurar.

 

Tanto los niños y niñas, como los adultos deben saber que jugar es un derecho no importando si padece una enfermedad o tiene alguna discapacidad, todos debemos ser inclusivos y aprender de los demás, sabiendo que cada uno tenemos algo bueno y único que compartir.

 

En la colonia

Antes, en mi colonia por ser una zona de alta violencia, los niños y niñas casi no salíamos a jugar afuera de las casas, la cancha estaba abandonada, sin uso. Ahora que esto ha mejorado, ya salimos al pasaje a jugar y vamos todos a la cancha a practicar fútbol. Así, he conocido nuevos amigos y amigas porque ha incrementado la recreación en mi colonia. Esto, me provoca felicidad y paz porque los niños y niñas vivimos sin miedo y podemos distraernos sanamente.

Creo que salir a jugar a la calle permite que los niños y niñas desarrollarse mejor, porque por la Pandemia solo estaban frente a los juegos electrónicos. No hay nada como estar en aire fresco, que el sol te pegue en la cara, hacer bromas y reír.

En mi colonia también salgo con la bicicleta. Mis mejores amigos son Lesly, Daniel, Ismael y mi hermana Amy. También, jugamos “escondelero” y “mica” (juegos tradicionales más populares en El Salvador). Además, los viernes nos dan permiso de visitar el CUBO (infraestructura del Centro Urbano de Bienestar y Oportunidades, promovido por el gobierno local). Está a dos minutos de mi colonia y es un lugar recreativo que ha instalado la Alcaldía y tiene juegos de mesa, digitales, computadoras, playstation.

 

Familia

En mi familia soy afortunada porque tengo a mi hermana 15 años, Amy, jugamos todos los días, eso me ayuda a querer más a mi hermana, tenemos una bonita relación y nos une la confianza. Mis padres son felices porque nos llevamos bien.

Los niños y niñas deben saber que el juego es un derecho que nos ayuda a expandir nuestro circulo amistoso y a evitar la ansiedad y depresión. Las amistades siempre se vuelven un apoyo importante. Pero, hay que saber que también tenemos deberes y siempre debemos estar enfocados en mejorar nuestro comportamiento y calificaciones, ser responsables e instruir a otros niños y niñas.

 

Los niños y niñas queremos que se creen más espacios recreativos y seguros en las colonias, escuelas e iglesias, porque jugar nos ayuda a la salud, confianza y tener seguridad en uno mismo, además, a fomentar los valores del respeto y la solidaridad.