Despertar la empatía: humanizar la atención a niños, niñas y adolescentes víctimas o testigos de violencia a través de la ternura y la protección

 

En el contexto de los sistemas de protección a niños y adolescentes en América Latina, la ternura emerge como un elemento esencial que puede revolucionar la forma en que se ofrece la atención a los más vulnerables. La empatía, intrínsecamente ligada a la ternura, desempeña un papel crucial en la construcción de relaciones sólidas y en el proceso de curación de aquellos que han sido víctimas o testigos de violencia.

 

La ternura, caracterizada por la capacidad de demostrar cuidado, compasión y afecto, se convierte en una herramienta poderosa para los profesionales del sistema de garantía de derechos. Al integrar la ternura en los sistemas de atención, se promueve una cultura de respeto, apoyo y comprensión mutua, fundamentales para el bienestar de los niños y adolescentes vulnerables.

 

Además de esto, no podemos olvidar que, la salvaguarda emerge como un concepto fundamental. Proporciona los parámetros y directrices necesarios para garantizar la seguridad y protección de todos los involucrados en este entorno, tanto los niños y adolescentes como los profesionales que prestan la atención. La salvaguarda establece estándares de conducta y procedimientos que tienen como objetivo prevenir cualquier forma de abuso, negligencia o violencia.

 

Más allá de una intervención tradicional, integrar ternura al abordaje de atención especializada, surge la necesidad de un enfoque humanizado, ya que el actual modelo tradicional es basado en la perspectiva de abordar las consecuencias inmediatas del trauma, y no de restaurar la dignidad y el sentido de pertenencia de los niños y adolescentes afectados.

 

Un ejemplo notable de avance en esta área es la Ley 13.431 de Brasil, que establece el sistema de garantía de Derechos del niño y del adolescente víctima o testigo de violencia. Esta ley reconoce la importancia de la escucha especializada y del testimonio especial, evitando así la práctica común de la revictimización. La ley garantiza los parámetros necesarios para establecer un entorno seguro y acogedor para que los niños y adolescentes puedan relatar sus experiencias de manera sensible y respetuosa y los recursos necesarios para que los profesionales brinden apoyo especializado.

 

La ternura es el factor clave que garantiza la humanización de la atención no se limita solo a los beneficiarios finales, sino que también se extiende a los profesionales involucrados. Cuidar de la salud emocional y física de los profesionales es crucial para garantizar que estén capacitados para brindar una atención verdaderamente humanizada. Las estrategias de autocuidado, el apoyo psicológico y los programas de bienestar deben incorporarse a las prácticas institucionales, asegurando que los profesionales tengan las condiciones adecuadas para enfrentar situaciones desafiantes de manera saludable y empática.

 

Escrito por: Raniere Pontes. Asesor Regional de Protección de la Niñez y Salvaguarda. Oficina Regional de Visión Mundial para América Latina y el Caribe

 


 

Recursos adicionales

 

Video explicativo de la Ley de Escucha Protegida por Childhood Brasil

 

 

 Kit de implementación en comunicaciones de la Ley de Escucha Protegida


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