Escrito por: Alejandra Almeida |  Coordinadora de Protección e Incidencia en World Vision Ecuador 


 

«Corazonar» es una epistemología que se basa en la idea de que el conocimiento no solo se adquiere a través de la razón y la lógica, sino también a través de la intuición y la emoción. Esta perspectiva reconoce que las emociones pueden ser una fuente valiosa de comprensión y percepción del mundo, y que la razón y la emoción son complementarias en la búsqueda del conocimiento (Maturana & Verden-Zöller, 2008, p. 30).

 

El Consejo de Gobierno del Pueblo Kitu Kara define «corazonar» como «pensar con el corazón liberado, nutrir el pensamiento con el impulso de la vida poniendo voluntad» (Arias, 2011, p. 8). Bajo esta premisa, el término hace referencia a un enfoque para tomar decisiones basado en un pensamiento alimentado por la vida y el impulso del corazón. Esta práctica implica liberar la mente de los prejuicios y las limitaciones impuestas por la sociedad y, en su lugar, permitir que el corazón y la voluntad guíen los pensamientos y las acciones.

 

En tal sentido, corazonar permite ser más empáticos y compasivos con los demás. Es decir, permite que se los vea con una mirada más amorosa y que se entienda mejor sus necesidades y deseos. Al nutrir el pensamiento con el impulso de la vida, un ser humano es capaz de actuar de manera más altruista y de ayudar a los demás a alcanzar sus objetivos y sueños.

 

Ahora bien, ¿cómo «corazonamos» en el «tocar»? Tocar hace referencia a uno de los cinco sentidos, al tacto, al contacto de la piel, al abrazo, que es una de las formas más simples y efectivas de demostrar afecto y amor hacia los demás, y una necesidad humana fundamental que nos permite conectarnos con otros y experimentar el mundo que nos rodea. Desde el momento en que nacemos, el contacto físico es esencial para nuestro desarrollo emocional y físico. Para los niños, por ejemplo, es especialmente importante porque les brinda una sensación de seguridad y protección, y les ayuda a desarrollar una autoestima positiva.

 

Si citáramos cuatro razones por las que los abrazos son significativos para las y los niños, podríamos mencionar que, en primer lugar, los abrazos los ayudan a sentirse seguros y protegidos. Cuando los niños son abrazados, se sienten envueltos en una burbuja de amor y protección. Esto les da una sensación de seguridad y les ayuda a desarrollar una autoestima positiva. Los niños que crecen sintiéndose seguros y protegidos tienen más probabilidades de tener una autoestima saludable y una visión positiva de sí mismos y del mundo que los rodea (Branden, 1994, p. 189).

 

En segundo lugar, los abrazos pueden ayudar a los niños a lidiar con el estrés y la ansiedad (Field et al., 2005, p. 1403). Debido a los contextos sociales y económicos actuales del mundo, los niños pueden experimentan situaciones altamente estresantes, como la violencia, la guerra, la muerte o la separación de sus padres, entre otros. Los abrazos pueden ayudar a los niños a calmarse y sentirse más tranquilos. Al ser abrazados, los niños sienten que tienen el apoyo y la protección necesarios para enfrentar cualquier situación difícil.

En tercer lugar, los abrazos pueden mejorar la salud física de los niños. Los abrazos liberan oxitocina, una hormona que reduce el estrés y la ansiedad y fortalece el sistema inmunológico (Lightdale & Prentice, 2021, p. 49). Los niños que reciben abrazos con regularidad pueden tener menos probabilidades de enfermarse y más probabilidades de recuperarse rápidamente si lo hacen.

 

Finalmente, en cuarto lugar, los abrazos son una forma efectiva de comunicación no verbal que permite que los niños expresen sus emociones y desarrollen habilidades sociales importantes, como la empatía y la capacidad de establecer relaciones saludables (Hertenstein, 2002, p. 83). Cuando un niño se siente triste o asustado, puede no tener las palabras para expresar lo que está sintiendo. Un abrazo tierno y reconfortante puede ser la forma perfecta para que el niño exprese sus emociones y sienta que es escuchado y comprendido. También puede ser el material con el que se construya una relación significativa y afectuosa.

 

En tal sentido, corazonar desde el tocar, desde los abrazos, es extremadamente importante para los niños. Proporciona seguridad y protección, reduce el estrés, mejora la salud física y emocional, y permite una comunicación no verbal efectiva. Si el corazón y la voluntad guían tocar, el abrazo, éste se puede convertir en una herramienta poderosa para fomentar la empatía y la conexión emocional con los niños, y permitirles saber que son importantes y que hay alguien ahí para ellos cuando lo necesitan.

Bibliografía:

Arias, P. G. (2011). Corazonar la dimensión política de la espiritualidad y la dimensión espiritual de la política. Alteridad, 6(1), 21-39.

Branden, N. (1994). The psychology of self-esteem: A revolutionary approach to self-understanding that launched a new era in modern psychology. Jossey-Bass.

Field, T., Hernandez-Reif, M., Diego, M., Schanberg, S., & Kuhn, C. (2005). Cortisol decreases and serotonin and dopamine increase following massage therapy. International Journal of Neuroscience, 115(10), 1397-1413.

Hertenstein, M. J. (2002). Touch: Its communicative functions in infancy. Human Development, 45(2), 70-94.

Lightdale, J. R., & Prentice, N. M. (2021). The impact of touch on children's development: A review of the evidence. Current Opinion in Psychology, 41, 46-51.

Maturana, H. R., & Verden-Zöller, G. (2008). Amor y juego: Fundamentos olvidados de lo humano: desde el patriarcado a la democracia. Anthropos Editorial.