Escrito por: Sandra Cázares | Pastora De Comunidad F.A.S.T (Fe, Acción Social y Transformación), León, Gto. MX.


 

La niñez y la adolescencia invitan a conformar una sociedad más humana, a una iglesia que camina y se relaciona en congruencia al modelo de Jesús. Un modelo antagónico que conduce a la ternura, a la vulnerabilidad, al cumplimiento de los derechos.

 

Las Iglesias en América Latina de tradiciones cristianas en sus diversas vertientes están marcadas por una historia colonial, caracterizada por múltiples violencias, en donde se Inter seccionan las categorías económico, racial, religioso, género, edad, entre tantas otras. La Iglesia adoptó el modelo relacional de poder patriarcal, adulto céntrica, silenciando las voces de NNA (niños, niñas y adolescentes – sigla NNA citada de hora en adelante en este artículo) desplazándolos al margen, siendo objeto y oyentes pasivos de teologías, doctrinas, tradiciones, liturgias que no responden a sus realidades, y siendo víctimas de violencia y abusos, priorizando al adulto, reforzando un sistema corrupto de impunidad, de violación a los derechos, e invisibilizándolos en su participación protagónica del Reino de Dios.

 

Buscando otros signos

Las voces de NNA en Latinoamérica gritan en silencio y buscan desesperadamente a un Dios confiable, que les de la palabra, que les crea cuando denuncian, que les ame tiernamente y escuche activamente. Si, que les de la palabra porque la voz de las niñas, niños y adolescentes denuncian y desmarcan el modelo patriarcal eclesial al mismo tiempo, su voz desplaza al adulto-centrismo, para practicar modelos equitativos, democráticos y justos que promuevan la conformación de comunidades de fe que se relacionan con ternura hacia NNA vistas y tratadas como sujetos contextuales y protagonistas, como maestros y maestras.

 

Por tanto, la vida en las comunidades de Fe con el modelo de Jesús permite adelantarse al tiempo de hoy y proponer otra modalidad relacional con NNA. La Iglesia puede ser ejemplo de enseñanza, de defensa, de cuidado, de ternura, de buen trato, acogida y cariño a NNA. Andar con la ética de Jesús desde la niñez favorece a que, las niñas, niños y adolescentes sean formados en espacios seguros, participativos y así, proclamen con su voz, sus cuerpos de manera espontánea y libre sobre aquello que les aqueja, que celebran, que sueñan, que denuncian, espacios verdaderamente liberadores.

 

Y aquí se hace la distinción: como especie humana, cabe al ser adulto cuidar y proteger de la gente pequeña, de las nuevas generaciones con amor y ética. Pero no con castigos o autoritarismos.

 

Para que estos espacios sean posibles, implica que nosotros los adultos queramos ser como NNA (como lo ha mencionado Jesús al viejo Nicodemo (Juan 3, 1-5). Este ser como la niñez o la adolescencia no significa inmadurez, pero apunta a un cambio, frente a la adultez rígida por la moral y costumbres impuestos por las sociedades. Tanto los Estados (donde se incluye el político, las leyes, los espacios de poder), los líderes/lideresas eclesiales, las escuelas, las familias, cuidadores/as y la misma teología tradicional han puesto en duda el modelo de Jesús y ha minimizado sus palabras. Como afirma Harold Segura

 

El mayor desafío es cómo involucrar en este peregrinaje teológico a las niñas, niños, adolescentes y jóvenes, para que no solo sea una teología de la niñez, sino también una teo-eclesiología con la niñez y desde la niñez y que sirva para cambiar las estructuras coloniales construidas por la adultez.[1]

 

Por ello, es necesario acercarnos de manera intencional a temas relacionados a equidad, crianza, derechos de NNA, fortalecer el trabajo en Red junto con otras organizaciones eclesiales y para eclesiales que trabajen a favor de NNA, para concientizar y aprender nuevos modelos de relaciones. Posiblemente el desafío será dejarnos guiar por la niñez que mira a su alrededor con otra forma de ver y de comprender estructuras, estatus y dominios. Con su condición de apertura y de capacidad de jugar y crear algo nuevo – esta sí, es una clave advenida del decolonial que posibilita otra versión del mundo que se conoce hoy.

 

Educando, formando desde la ternura, la esperanza y el amor.

Reconocer la ternura como una pedagogía política y crítica se ha obstaculizado ya que, se ha feminizado, reducido a la infantilización, a lo pequeño. La privatización de la ternura y el machismo la privatización de la ternura, la niñez y a la mujer, cuesta verlo como una contribución política y pública. Otro obstáculo es que en contextos de violencia están instaladas y no permiten el desarrollo de condiciones más inspiradas en la ternura.

 

El adulto se impone a los más jóvenes y especialmente sobre la niñez con amenazas y castigos y muchas veces explotan a la vulnerabilidad de la población pequeña por la fuerza.

 

Es a partir de relaciones de diálogo, de conversaciones que se visibiliza la ternura y el amor, donde no se le niega, sino que se le acepta como un otro válido”[2] Y es desde ahí desde donde podemos construir una vida en sociedad.

 

Sin embargo, es imprescindible hacerlo desde una enseñanza que coloca a NNA como sujetos, creando espacios de diálogo y análisis crítico y no meramente repetitiva y mecánica.

 

Bien nos recuerda Pablo Freire desde la Pedagogía de la Esperanza que “la curiosidad de profesores y alumnos, en acción, se encuentra en la base del enseñar-aprender”. Estas dinámicas relacionales entre la NNA y el adulto es una propuesta decolonial que trasciende del discurso decolonial, a la praxis de un modelo democrático y antiautoritario.

 

Estos signos de ternura aplicado dentro de la iglesia posibilitan reconocer a NNA como sujetos y protagonistas de propuestas teológicas liberadoras que reconocen a una Divinidad justa, equitativa, liberadora y creativa. El adulto, el líder o lideresa religiosa como educador, educadora, es aquel, aquella que, de manera consciente, desea conocer verdaderamente al educando sin subestimar las experiencias de vida y saberes de la espiritualidad. Asumirse como educando, como lo afirma Freire significa “reconocerse como sujeto que es capaz de conocer y que quiere conocer en relación con otro sujeto igualmente capaz de conocer, el educador, y entre los dos, posibilitando la tarea de ambos, el objeto del conocimiento”[3].

 

De esta manera, escuchar activamente las voces de NNA es de donde nacen propuestas desde NNA. Así el adulto aprende de NNA y NNA aprenden del adulto

Implica que practiquemos la empatía y corporeicemos el amor a través de la verdadera escucha en las calles, escuelas, hogares, hospitales, parques, escuchar y leer los rostros de NNA de sus experiencias de donde construyen sus saberes porque de allí se parte para la conexión con su experiencia con la divinidad y su participación en su entorno dentro y fuera de la iglesia.

 

Se hace imprescindible que el líder o lideresa religiosa conozca el contexto y las realidades de quienes está acompañando con el propósito de generar un espacio que le permita también a NNA como sujeto cuestionar, preguntar, proponer, denunciar, ubicarse como portadores y generadores de transformación.

 

La dialoguisidad se logra dentro de espacios seguros y participativos: Seguros porque implica tener protocolos de prevención y de intervención ante abuso y violencia hacia NNA, capacitar y reeducar al adulto en cuanto al buen trato, y los derechos de NNA. Y son espacios participativos cuando, dentro de las comunidades de fe, a través de juegos, arte, foros, y otras dinámicas; catalizan la participación y NNA expresan sus ideas, inquietudes, experiencias donde se han vulnerado sus derechos o el de otros NNA. La Revista de Interpretación Bíblica Latinoamericana expresa que “las niñas y niños necesitan que los adultos les demos su lugar y les respetemos su derecho a estar presentes y activos en la vivencia comunitaria de la fe” [4] Desde la creatividad como nos refiere Galindo “la creatividad es un instrumento de lucha, el cambio social es un hecho creativo, y la acción creativa es una acción política”[5]

 

La definición de participación según el Sistema de Protección Integral de Niñas Niños y Adolescentes SIPINNA se define como:

“proceso permanente y continuo de expresión libre e intervención activa de Niñas, Niños y Adolescentes; quienes informados opinan, son escuchados y tomados en cuenta en los asuntos que les impactan en cualquiera de los ámbitos de su vida”[6]

Usar la facilitación [7] como método pedagógico, propicia la participación de NNA y deshace las jerarquías patriarcales, autoritarias y machistas que la educación formal alimenta; de esta manera, es escuchada la voz de NNA son reconocidos como sujetos y protagonistas, no como objeto, ni meros observadores de liturgias que no entienden, dejan de ser agentes pasivos e invisibles. NNA son sujetos de derecho, con espiritualidad e incidencia política.

 

La sigla NNA que representa la niñez y la adolescencia de hoy, nos recuerdan la importancia de no dejar morir al NNA que cada una llevamos dentro, por eso, el ejercicio de introspección, – y ese es nuestro gran tesoro–, pero eso implica necesariamente que podamos escoger, y eso nos hace responsables de lo que hacemos. Este acto nos deja ver y nos revela el modelo colonialista de poder que nos interpela en la cotidianidad y es un paso trascendente que ayuda al análisis crítico y a la posibilidad para que desde la NNA interior sane y sea visibilizada, rompe con patrones de dominio, patriarcal, al adulto lo coloca como compañera, compañero.

 

La escandalosa y liberadora noticia es que NNA son la voz de Dios, son sus ojos, sus manos y sus pies, son protagonistas en la iglesia y en la sociedad.

 


 

Bibliografía

[1] SEGURA, Harold, 2015,pág.34.

 

[2] SAPAJ, Ximena. Inteligencia Social 21 gramos. 2020. https://21gramos.net/humberto-maturana-biologia-amor/#:~:text=Los%20seres%20humanos%20somos%20intr%C3%ADnsecamente,de%20bondad%20o%20sugiriendo%20generosidad (último acceso: 27 de MAYO de 2023).

 

[3] FREIRE, Paulo. pedagogía de la esperanza. Siglo XXI, 1993.p.66

 

[4] Revista de Interpretación Bíblica Latino-Americana. «Niñez: háganse niños para entrar al Reino.» Los Niños y las Niñas en la Biblia: Visibilizar sus rostros y reconocer sus voces . Quito, Ecuador: Centro Bíblico Verbo Divino, marzo de 2022,p.19.

 

[5] GALINDO, Maria. Feminismo Bastardo. Cd. México: Mantis y Canal Press, 2022,p.76.

 

[6] Gobierno de la Republica Mexico, SIPINNA. «Gobierno de la Republica, México.» Gobierno de la Republica, México. 5 de agosto de 2016. https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/141421/Anexo_2_Lineamientos_para_Participaci_n_de_NNA-_SSO_SIPINNA.pdf (último acceso: 27 de mayo de 2023).

 

[7] La facilitación como espacio de concientización. Facilitar procesos participativos desde una perspectiva freiriana significa promover espacios de concientización, procesos a través de los cuales las personas toman conciencia crítica y creativamente de los sistemas de opresión y se comprometen en su transformación. (Oldano, 2022, pág. 414