Importancia de las habilidades socioemocionales para la vida y el aprendizaje

 

Para empezar, es importante contextualizar la educación como un proceso de formación permanente que juega un rol determinante en la vida de las niñas y los niños, fortaleciendo capacidades y habilidades, renovando prácticas pedagógicas que apuntan a desarrollar el ser, el saber y el saber hacer. Frente a esto el Ministerio de Educación Nacional (Colombia) expresa que: “La educación pone en el centro de su hacer a las niñas y los niños, reconociendo las particularidades que singularizan su desarrollo infantil, por lo que las actuaciones de quienes están en interacción con ellas y ellos contribuyen a la construcción de su identidad, acompañándolos en su proceso de inserción y construcción del mundo propio y social” (p.42).

 

La primera etapa de desarrollo del ser humano, desde la gestación hasta los primeros años de vida, es una ventana crucial para moldear el futuro de las personas, ya que en este periodo se dan cambios significativos, mediados por las interacciones que tienen las niñas y los niños con el entorno social, familiar y comunitario, los cuales definen las capacidades y competencias que florecerán en la vida adulta. Por esta razón, el acompañamiento de los adultos y cuidadores cobra gran importancia, pues son los encargados de velar por su protección, de reconocerlos como sujetos de derecho y hacerlos parte de un entorno social propicio para su desarrollo.

 

De ahí que sea importante contemplar el aprendizaje socioemocional ligado a una serie de actividades rectoras como medio pedagógico para dinamizar procesos de formación integral, que involucre a padres, madres, cuidadores y profesores. Es en este contexto donde cobra vital importancia la estrategia Eduternura. Esta estrategia se concibe como un abrazo a la infancia, un acompañamiento pleno y consciente de los adultos, cuidadores y figuras clave en el desarrollo integral de las niñas y los niños.

 

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Así, es fundamental fortalecer procesos pedagógicos vivenciales que estimulen las habilidades y destrezas de niñas, niños y adolescentes y que incluyan en sus actividades basadas en el juego, el arte, la literatura y la exploración del medio ambiente para el manejo de sus emociones. Lejos de ser herramientas o estrategias didácticas, que se "usan como medio para lograr otros aprendizajes" son el camino para crear una "Cultura de la educación y la paz". Estas actividades se convierten en aspectos importantes cuando el desarrollo formativo toma en cuenta procesos socioemocionales para lograr nuevos aprendizajes, cuando se dinamizan por medio del juego, además, estimula las dimensiones del desarrollo como aspecto clave para entender la evolución y crecimiento de las personas en todos los aspectos.

 

Para promover el bienestar socioemocional, es fundamental llevar a cabo actividades rectoras que fomenten aprendizajes y experiencias significativas en las niñas y niños. Esto les permitirá desarrollar confianza en sí mismos, autonomía, construir su identidad, expresarse libremente, ser creativos, curiosos y exploradores, siempre teniendo en cuenta la perspectiva de género e inclusión. Es importante motivar a los niños a participar activamente en su proceso de aprendizaje en cualquier entorno, potenciando sus habilidades y destrezas. Asimismo, estas actividades son esenciales en la planificación docente, ya que favorecen el desarrollo cognitivo y emocional mediante la diversión, la observación, la exploración y el uso de materiales cotidianos. En consecuencia, se describirán las cuatro actividades rectoras comenzando por:

 

🪁El juego, que acompaña al niño desde los primeros años de vida en su proceso de aprendizaje: posibilita aprender de manera lúdica y significativa, en él se representan las construcciones y desarrollos de los entornos y sus contextos. Las niñas y niños juegan a lo que ven y al jugar a lo que viven resignifica su realidad. Por eso, el juego se considera medio de elaboración del mundo adulto y de formación cultural, que inicia a los pequeños en la vida de la sociedad en la que están inmersos. (p.16)

    

Por lo tanto, mediante el juego el niño representa su realidad, esto le permite expresarse libremente, ya que es un momento íntimo, de ahí que, los docentes debemos dar paso a la resignificación del papel que este representa en los procesos de enseñanza y aprendizaje. El juego se considera una herramienta para reconocer el lenguaje de niñas y niños, como sostiene Malaguzzi (2001) dentro de la atención integral a la primera infancia, un derecho que debe garantizarse tanto en el hogar como en el educativo y en la salud.

 

  📖Seguidamente, la literatura es una herramienta fundamental en la adquisición y desarrollo del lenguaje. Esta potencia los procesos comunicativos permitiéndole a las niñas y niños analizar su entorno y crear sus propias conclusiones de lo que siente y percibe, siendo sensibles a las sonoridades de las palabras y a sus múltiples sentidos. Necesitan jugar con ellas, ser nutridos, envueltos, arrullados y descifrados con palabras y símbolos portadores de emoción y afecto. (p.18) Es aquí donde los docentes, madres, padres y cuidadores como acompañantes y promotores del proceso de enseñanza y aprendizaje, debemos darle a la literatura el lugar que se merece, entender que va más allá de la escritura y darle paso a la tradición oral y los libros ilustrados, ya que estos son más acordes para su edad. De igual manera, permitir que se apropien de su cultura y amplíen su vocabulario, esto ayudará a que vayan adquiriendo fluidez verbal y expresión. La experiencia literaria es fundamental para construir un lenguaje escrito, el hecho de leer es abrir un mundo de sentidos y descifrar posibilidades interpretativas y de exploración en un espacio simbólico.

 

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   🎨El arte, la actividad rectora más utilizada por docentes, posibilita a las niñas y niños expresar sus ideas, emociones, pensamientos y sentimientos, como también de representar por medio de creaciones e interpretaciones, sus realidades y vivencias llevándoles a reconocer sus propios gustos, emociones, ideas y deseos, además de ampliar sus posibilidades de comunicación y expresión. Es decir, se nutren del mundo exterior para despertar su sensibilidad y construir su propio mundo interior. (p.19) Mediante el arte se potencializa la creatividad, concentración, sentido de la estética e imaginación; se despiertan los sentidos con la finalidad de que las niñas y los niños se involucren en su medio y expresen lo que vivencian.

 

   🔎Por último, se encuentra la exploración del medio, que busca que las niñas y los niños conozcan el mundo en el que nacen para que puedan desenvolverse correctamente en él. Al observarlos, se puede ver que permanentemente están tocando, probando, experimentando y explorando todo cuanto les rodea; ellas y ellos están en una constante búsqueda de comprender y conocer el mundo. Un mundo configurado por aspectos físicos, emocionales, biológicos, sociales y culturales, en los cuales actúan, interactúan y se interrelacionan con el entorno del cual hacen parte (p.15). En esta actividad se les respeta sus particularidades, y desde los diferentes entornos donde interactúa la niña o el niño se les enseña a aceptar las características de los otros, para que estos reconozcan su medio e interactúen con el ambiente y las personas que los rodean; esta actividad rectora los invita a cuestionarse, investigar, conocer y resolver los problemas que se les presente en su diario vivir. Los niños y las niñas le dan sentido al mundo en que viven como lo dice Malaguzzi (2001) El niño aprende interaccionando con su ambiente, transformando activamente sus relaciones con el mundo de los adultos, de las cosas, de los acontecimientos y, de manera original, de sus coetáneos. En este sentido, participa en la construcción de su yo y en la construcción del yo de los otros.

 

     De ahí que sea pertinente, abordar el desarrollo Infantil y las competencias teniendo como referente la guía número 10 del Ministerio de Educación Nacional y el enfoque metodológico de Eduternura, donde este es concebido como proceso no lineal, continuo e integral, producto de múltiples experiencias que obtienen las niñas y los niños al interactuar con el mundo que los rodea, fortaleciendo comportamientos y habilidades que van adquiriendo a lo largo de sus experiencias cotidianas. De otro lado, están las competencias que, desde el nacimiento, las niñas y los niños poseen y desarrollan a nivel afectivo, socioemocional, cognitivo y social, permitiendo la adaptación a su entorno.

 

Expande tus conocimientos: Marco conceptual Eduternura

 

Por último, es fundamental destacar que las ideas expuestas en este texto fueron implementadas a través del proyecto Education Cannot Wait (la educación no puede esperar) bajo el enfoque de Eduternura, logrando la participación de 26 Instituciones Educativas y alrededor de 1.500 participantes directos. Se fomentó el trabajo colaborativo entre la familia y la escuela a través del aprendizaje socioemocional, mediante actividades pedagógicas desarrolladas en el aula que tuvieron un impacto significativo en la vida de las niñas, niños y adolescentes al abordar situaciones cotidianas como experiencias, comportamientos e historias. Se trabajó en la gestión de emociones, proyectos de vida, respeto y cuidado del cuerpo, lo que permitió que los estudiantes disfrutaran más de las asignaturas escolares. Fue gratificante ver cómo los estudiantes se sentían cómodos con las temáticas abordadas y el apoyo brindado.

 

Nuestro papel como docentes, madres, padres y cuidadores nos exige una tarea ardua, donde las competencias sean afianzadas de manera amena y concreta, donde el ser y los conocimientos se desenvuelvan de forma oportuna, teniendo presente que cada persona tiene un estilo de aprendizaje que lo identifica, promoviendo una formación pedagógica que, desde un enfoque de ternura, permita desarrollar habilidades y conocimientos para desempeñar su rol eficaz y contribuir al bienestar de niñas, niños y adolescentes, partiendo del reconocimiento de sus propias experiencias de crianza y en respuesta a las necesidades locales y territoriales de sus contextos particulares, donde se favorezca el juego en el entorno educativo como una experiencia vital para potenciar el desarrollo integral de las niñas y los niños. Por ello, se hace una invitación a las comunidades educativas para que, desde su práctica, le otorguen un lugar protagónico al juego.

 


 

Referencias

     Barrantes, A. (2003). Dimensiones de desarrollo. Lineamientos curriculares de la educación preescolar. Universidad Luis Amigó. Medellín. Lozano, A. (2020). Desarrollo infantil: Dimensiones. Red social educativa, 01(1). Recuperado de https://redsocial.rededuca.net

    

Marín Cortés, A. F. y otros. (2008). Propuesta educativa para el desarrollo humano en la primera infancia. Medellín: Departamento de Publicaciones USB. p. 91 MEN. (2009).

    

Desarrollo infantil y competencias en la primera Infancia. Documento N° 10. Bogotá: Taller Creativo de Aleida Sánchez B. Ltda. p. 122 MEN. (2010). Aprender y Jugar.

    

Instrumento Diagnóstico de competencias básicas en transición. Documento 13. Bogotá. MEN. (2014). Seguimiento al desarrollo integral de las niñas y los niños en la educación inicial. Documento N° 25. p. 40

 

Ministerio de Educación Nacional. (2017). Obtenido de Bases Curriculares para la Educación Inicial y Preescolar: https://www.mineducacion.gov.co/1759/articles341880_recurso_1.pdf Ministerio de educación. (2020). Actividades rectoras de la primera infancia y de la educación inicial.