Joselyn Rivera
Especialista en Fe y Desarrollo, World Vision República Dominicana
En la República Dominicana, el desarrollo transformador basado en la ternura es más que una aspiración: es una necesidad para construir una sociedad más justa, inclusiva y equitativa. Este enfoque se centra en garantizar los derechos de la niñez, promover la igualdad de género y cultivar relaciones basadas en el respeto mutuo y el amor.
Como se menciona en Juan 10:10b (Reina-Valera 1960):
"Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia."
En este artículo, exploraremos el contexto actual en la República Dominicana, los desafíos que enfrentan las niñas, los niños y las mujeres, y cómo la ternura puede ser un motor clave para una transformación social real.
El crecimiento económico de las últimas décadas ha sido significativo en la República Dominicana, pero no ha garantizado una distribución equitativa de los ingresos. La pobreza y el acceso limitado a servicios básicos siguen siendo barreras importantes, afectando especialmente a la niñez.
La desigualdad de género también perpetúa barreras para el desarrollo. Las mujeres y niñas enfrentan altos índices de violencia doméstica, limitaciones educativas y laborales, y normas culturales que refuerzan la discriminación.
La ternura se define como un enfoque basado en el amor, la empatía y el cuidado libre de violencia. Al integrarla en las políticas públicas, se puede priorizar el bienestar integral de la población, especialmente de los más vulnerables: las niñas, los niños y las mujeres.
Un enfoque transformador redefine el éxito, priorizando el bienestar humano por encima de las métricas económicas.
Garantizar los derechos de la niñez es una responsabilidad compartida entre las familias, las comunidades y el Estado. Desde una perspectiva de ternura:
Un testimonio evidencia el impacto de esta crianza:
"Antes criaba a mis hijos con gritos y castigos físicos, pensando que así formaba personas responsables. Sin embargo, mientras más lo hacía, más me alejaba de ellos. Tras participar en un taller de Escuela de Ternura, aprendí a escucharlos y mostrarles amor. Poco a poco, nuestra relación mejoró; mis hijos son más felices y yo soy una madre plena."
La igualdad de género no es solo un derecho humano fundamental; es una necesidad para el desarrollo sostenible.
La ternura actúa como una herramienta que desafía estereotipos y promueve relaciones basadas en la igualdad y el respeto.
El desarrollo transformador basado en la ternura es una inversión en el futuro de la República Dominicana. Estudios como los del Premio Nobel de Economía en 2000 destacan que las inversiones en la primera infancia generan un impacto significativo en el desarrollo humano.
Es crucial que todos los actores de la sociedad—familias, comunidades, instituciones y gobierno—se unan para priorizar la ternura en cada decisión y política. Así, la República Dominicana puede avanzar hacia un futuro donde la vida en abundancia sea una realidad para todos.
Conclusión:
La ternura no es solo un concepto emocional; es una estrategia efectiva para abordar las desigualdades y transformar la sociedad. Con acciones colectivas, podemos construir un entorno justo, inclusivo y lleno de amor.